El reconocido peso del CONCURSO DE CÓRDOBA, denominado coloquialmente ‘Concurso de Concursos’, genera un interés especial y cuenta con destacado prestigio en un momento en que los concursos están perdiendo relevancia por diversas razones; como la falta de respaldo y relevancia artística de los ganadores o la cuestionable – y cuestionadacalidad del nivel artístico de los participantes, así como las reiteradas y consabidas polémicas en torno a la configuración y decisiones de los jurados correspondientes.ante es un sentimiento profundo vestido por el arte de una voz. El baile es arte también, pero es, sobre todo, sentimiento, una transformación mágica que nace del interior y se exterioriza a través del cuerpo.
Córdoba es una ciudad que busca constante equilibrio entre tradición e innovación, lo local y lo global. La cultura, como indica el Manifiesto de Córdoba en su candidatura a Capital Europea de la Cultura en 2016, es el “ámbito de creatividad donde se expresan las actitudes, las conductas y los valores más dispares”, reflejo de la vida en este aspecto en Córdoba. Una Noche Blanca muy ambiciosa y sin parangón, un Festival de la Guitarra que ha sabido mezclar sabiamente el flamenco con las más dispares músicas para alzarlo a una posición privilegiada, así como numerosas actividades culturales de otras disciplinas. Un Concurso que trata de rescatar la llamada pureza y la calidad, así como la maestría ortodoxa y la creatividad. Aspecto que se hace patente en el listado de ganadores a lo largo de los últimos 54 años: Fosforito, Curro de Utrera, Fernanda y Bernarda de Utrera, José Menese, Matilde Coral, Merche Esmeralda, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Serranito, El Lebrijano, Luis de Córdoba, Paco Peña, José Mercé, Vicente Amigo… El Concurso de Córdoba toma el pulso cada tres años al cante, toque y baile, dejando, de este modo, un amplio margen de tiempo entre una y otra edición, y así observar y estudiar los cambios que durante ese transcurso de tiempo ha podido experimentar el flamenco en sus diferentes disciplinas.
Allá por 1956 Córdoba no quiso dejar en el olvido el certamen celebrado en Granada en 1922, impulsado por Manuel de Falla y Federico García Lorca, precisamente con la finalidad de que no se perdiera la llamada pureza tradicional del viejo Cante Jondo (no carente de polémica entonces y ahora). El Certamen cordobés fue promovido desde su primera edición por el ayuntamiento, y desde 1992 es la Fundación Pública Municipal Gran Teatro de Córdoba la que se encarga de su organización y gestión. En sus años de trayectoria, el Concurso ha buscado alentar e impulsar el flamenco contribuyendo a dignificar la consideración artística y profesional del género y de sus intérpretes. Una dignificación en una ciudad flamenca donde lo jondo forma parte de sus señas de identidad. Una ciudad que tiene su punto de vista flamenco y que aspira a ser Capital Europea de la Cultura.